Camino hacia el frikipiso #2: Primer año de residencia de MA y Garaio

Bien, a diferencia de Dao y Buti Garaio y yo somos amigos desde los seis años, y como no tengo ninguna puta gana de contar 12 años de mi vida paso directamente a relatar el primer año de residencia, en la cual aún no estaban estos dos personajes.

Llegamos un nosecuantos de septiembre a Bilbao y nos metemos en la resi. Nos habían dado una habitación distinta a cada uno y aunque al principio jodió un poco porque no conocíamos a nadie al final tampoco estuvo tan mal. Aquel día recuerdo que se corría una de las últimas carreras de F1 del año así que fue una de las primeras cosas que hicimos. En mitad de un descanso de estos de 5 minutos bajamos al comedor, cenamos y aún llegamos a tiempo para no perdernos nada.

Los primeros días sin más, conocí a Josu (el que tenía cara de friki) y en seguida hicimos buenas migas. Salíamos todos los novatos juntos a tomar cervezas demostrando que los jebis somos una raza superior.

He de reconocer que el primer mes de residencia me lucí, en la fiesta de novatos acabé como las putas ratas haciendo el subnormal con Josu ("Tú no has visto nada, tengo una reputación que mantener."), en un debate de política se nos ocurrió ir a última hora fumados de marihuana con Cheetos como para toda la sala y nos sentamos en la mesa de los moderadores XD, nos dedicábamos a confundir a los veteranos que querían hacernos putadas,... Una de las más gordas es la manera que conocimos a Unai. Resulta que en la resi se montaban comisiones. De fiestas, de deportes, de biblioteca,... pues otra vez todo fumaos se nos ocurrió a Josu y a mí que hebía que organizar la comisión de "Rol, cervezas y metal". Así que nos metimos en lo que creíamos que era la reunión para la creación de comisiones y empezamos a gritarlo a pleno pulmón. Parecía que la gente pasaba un poco de nosotros hasata que alguien entró y dijo:

- Bien. Veo que ha venido mucha gente. Este año me gustaría organizar algo distinto para el coro...

- ¿¿¿Para el coro??? Esto... ¿hasta luego?

Salimos descojonados de la sala (que resultó ser la sala de música -fíjate tú-) y acto seguido apareció Unai, proponiéndonos que tras semejante espectáculo si queríamos podría buscarnos un hueco en la partida que él dirigía.

Unai es un año mayor que nosotros (dos más que Buti y Dao) y un friki de puta madre. Al final convertimos su habitación en salón de juntas del Consejo Friki, con SuperNES, alguna fiesta, lugar de escapada después de haber armado algún cristo,...

El año transcurrió normalito: estudiar (lo justo), rolear (Josu era un negado), nos juntamos con Itziar y Estela (que también rolearon un poquito), Telepizza, cenas en la terraza, bolas de nieve desde el tejado, borracheras, San Patricio, Mario Kart, Warhammer, algún malentendido con Josu, una amiga común y yo mismo que la gente se montaba unas películas bastante curiosas (creedme que era divertido oír hablar a gente de lo que le había dicho el compañero de habitación de una amiga de la compañera de Carmen... XD),...

En el apartao de fiestas la cosa estuvo muy bien. En novatos visión borrosa y dificultad del habla, en navidades traje, corbata y muy buena compañía (un saludo para Miranda, si es que lee el blog :p), en San Patricio (esta es de cosecha propia) dos litros de Guinness y un gorro enorme, en la fiesta vasca txakolí, pacharán y pelotazo y en la de fin de curso nos dieron el diploma a los Men In Black. Llevando por bandera siempre el jebi, el rol y el frikismo, nos convertimos en intocables en la resi. Éramos los putos amos.

El caso es que ya estábamos los cuatro magníficos de la versión alfa-a del Frikipiso. Unai era el cocinero, así que la jugada nos salió redonda.

Fue un año en el que conocimos muchísima más gente pero que por no poner un ladrillazo y ceñirme estríctamente a la historia de cómo coño hemos podido juntarnos semejantes piezas no contaré.

Llegamos así a nuestro segundo año de residencia, año en el que conocimos a Buti y Dao. Pero eso lo contaremos mañana, o pasado, o la semana que viene. Como ya es cosa que implica a los cuatro queremos hacer un buen relato desde todas las perspectivas.